En este artículo explicaremos más en profundidad en qué consiste cada una de estas tecnologías y en qué se diferencian, así como también sus aplicaciones en la empresa para la mejora de los procesos internos.

 

 

Qué es visual computing, realidad virtual y realidad aumentada

Para que nos hagamos una idea más completa de estos conceptos, aquí podrás ver algunas definiciones.

  • Visual Computing: se trata de un conjunto de tecnologías que permite adquirir, gestionar y analizar información visual. A través de este conjunto de tecnologías, se pueden llevar a cabo procesos que ayuden por ejemplo a realizar simulaciones virtuales de procesos, por ejemplo que controlen todo el ciclo de vida y trazabilidad de un producto.
  • Realidad virtual: por su parte, la realidad virtual consiste en la representación de objetos de manera virtual, por medios informáticos, permitiendo la inmersión sensorial del usuario en un entorno.
  • Realidad aumentada: la realidad aumentada se encarga de agregar elementos virtuales a la realidad física, si bien ésta se diferencia de la realidad virtual en que utiliza la realidad física como soporte, mientras que aquella (la RV) se puede crear completamente desde cero y es ficticia.

Estas tecnologías están teniendo un gran impacto en las empresas, a medida que la industria 4.0 empieza a convertirse en el nuevo paradigma que rige en las empresas que están aprovechando las nuevas tecnologías y apuestan por procesos inteligentes que permiten mejorar el control de la trazabilidad del producto y otros procesos en la industria o en las empresas de servicios.

Por ejemplo, tecnologías como la realidad aumentada permiten volver más simples procesos complejos, añadiendo información que no se puede obtener de manera manual con rapidez. Con la realidad virtual, se pueden implementar procesos de formación que ayuden a los empleados a mejorar su productividad en menos tiempo. A través del visual computing, un servicio técnico puede recibir instrucciones en tiempo real sobre cómo seguir avanzando.

Ser consciente de los cambios que están implicando estas tecnologías, especialmente en el sector industrial, es determinante para que podamos seguir avanzando hacia una gestión de procesos más inteligente y a disponer de una mayor inteligencia de negocio que nos ayude a ser más rentables y competitivos.