Desde que comenzara a forjarse en nuestra sociedad el entramado de compañías que tenemos actualmente, entornos empresariales con una alta complejidad, además de competentes y competitivas entre sí, se predicaba con la máxima de poner a los empleados como su activo más fructífero y valioso. Sin embargo, las condiciones de este panorama están cambiando debido a la transformación digital y la puesta en marcha de nuevos y variados canales de comunicación.
Factores determinantes de este cambio en el paradigma empresarial han sido la crisis mundial, la gestión en las relaciones comerciales, el continuo cambio y avance en el desarrollo tecnológico y la aparición constante de nuevos sectores. Todos estos motivos latentes en la actualidad han resultado en una gestión centrada en el conocimiento en detrimento de las personas como meros empleados.
La gestión del conocimiento es un elemento de vital consideración que puede asegurar un sólido soporte de las compañías y los negocios a lo largo del tiempo.
Obtener información, cambiándola por conocimiento útil que se integrará rápidamente en la organización de las empresas, poniéndose en práctica para sacar el máximo beneficio ante la competencia y para una mejora de cara al trato con los clientes. En eso consiste la gestión del conocimiento, en saber gestionar la cultura empresarial para manejarla correctamente y reportar en mejoras continuas.
Ya no somos gestores de personas, sino de conocimientos. Pero con esta gestión del conocimiento no se pretende desprestigiar el valor del empleado, más bien transformar las competencias que nos ofrecen las nuevas técnicas de comunicación y marketing digital para aplicarlas a la mejora directa de los trabajadores. Desde enviar un correo electrónico de felicitación por una festividad que se avecina, crear una app única para un contacto directo con el empleado, hasta lo más novedoso, basado en la utilización de realidad virtual que permite vivir en tiempo real las acciones realizadas con los clientes. La nueva gestión del conocimiento comprende grandes gestos que conllevan el uso de las nuevas tecnologías para un mejor entendimiento y cometido de las tareas.
El gran secreto de la nueva gestión del conocimiento: el big data.
La inteligencia en los datos que manejamos nos hace conocer más de cerca a los empleados e indagar un poco más en sus necesidades para mejorar su experiencia como empleado. También a nivel de grupo, se están comenzando a implementar en muchas empresas las herramientas de Social Learning (aprendizaje social). Se fomenta de este modo la gestión del conocimiento a través de blogs y foros donde los trabajadores de una compañía pueden ayudarse mutuamente y cooperar entre ellos para unir fuerzas y crear un estado de armonía y trabajo deseable.
Y si aún no tienes claro si la gestión del conocimiento funciona, no te preocupes.
Existen motivos más que suficientes para mostrar la correlación real que existe entre la gestión del conocimiento en una compañía y su éxito. Los elementos clave se encuentran en la coordinación entre los niveles organizativos del entramado de negocio, la innovación empresarial, la instauración de nuevas rutinas de organización, la información que recibimos externa e internamente y su rápida incorporación y asimilación por parte de los equipos de trabajo.
Todos estos elementos contribuyen a concebir nuevos productos, procesos y modelos de intercambio más exitosos, además de mejorar las relaciones con los clientes, empleados y proveedores o con los canales de distribución, entre otros. Pero, lo más significante es que una buena gestión del conocimiento te permitirá hacerte poseedor de una organización que se adapta a las circunstancias variables del entorno, haciendo un trabajo siempre óptimo y capaz de transformar las posibles amenazas que puedan surgir, en oportunidades para crecer.
Principales obstáculos a la gestión del conocimiento
A pesar de sus múltiples ventajas, la implantación de la gestión del conocimiento en una empresa puede conllevar algunas barreras que debemos sortear, como el tamaño de las empresas, la resistencia al cambio de las personas debido a la cultura de organización o la carencia de ejemplos prácticos que sirvan de hilo conductor para su imitación. Superar estos impedimentos no es tarea fácil, pero se puede lograr si la predisposición acompaña a las ganas de mejorar y crecer como compañía en esta nueva era digital.
El tamaño, por ejemplo, no se considera un obstáculo para implantar un sistema de gestión del conocimiento, sino más bien una ventaja. Este este tipo de organizaciones cuenta con unos dueños más cercanos y con un trato más personal a la estructura de trabajo que puede llevar al éxito en menor tiempo. Para ello, solo es necesario tener un claro compromiso de metas a desarrollar, incentivar ante los cambios y mejoras y contar con los recursos necesarios para crear una estructura más que necesaria y fructífera en el tiempo.